Stifters Dinge


La masiva digitalización musical que se ha producido en los últimos años ha conseguido que a los que nos gusta la música, tengamos muchas más oportunidades de acceder a ella. Una consecuencia inmediata, al menos en mi caso, es que escuchamos muchos más discos que antes, pero dedicamos menos escuchas a cada uno de ellos. Y otra consecuencia, esta no tan inmediata, es que esta “sobredosis” de música hace que cada vez sea más difícil que un disco nos sorprenda. Podrá gustarnos más o menos, pero es difícil que nos sorprenda de verdad. Tiempos modernos, que diría el gran Chaplin!

Hace unos días cayó en mis manos un disco llamado “Stifters Dinge”, del compositor alemán Heiner Goebbels. Conocía el nombre de Goebbels y había escuchado algunas de sus grabaciones, pero nunca había mostrado un gran interés por la obra de este compositor, autor, director y profesor nacido en Neustadt an der Weinstraße en 1952. Y la razón de que no le haya prestado más atención es que la mayor parte de su obra musical ha sido publicada por el sello alemán ECM, un sello que siempre me ha parecido demasiado “light”, un sello que ha editado un buen puñado de grandes discos que han quedado sepultados por una montaña de discos de estilo muy “new-ageist”.

Y menuda sorpresa! Heiner Goebbels define “Las Cosas de Stifter” como una “composition for five pianos with no pianists, a play with no actors, a performance without performers, … one might say a no-man show”. Está claro, no? Goebbels se inspiró en la obra del poeta, escritor y pintor austriaco Adalbert Stifter, que en el siglo XIX documentó meticulosamente los signos y los sonidos de la naturaleza. La puesta en escena original de “Stifters Dinge” fue producida por el Théâtre Vidy-Lausanne en 2007, y estrenada el 20 y 21 de octubre de ese mismo año en el Grand Théâtre de la Ville de Luxembourg.

Stifters Dinge es una pesadilla sonora en la que se mezclan voces, entrevistas y field recordings con instrumentos musicales de todo tipo, sobre todo percusiones. El libreto indica que “todos los instrumentos musicales utilizados en la grabación fueron desarrollados y construidos en colaboración artística y técnica con el equipo del Grand Théâtre de la Ville de Luxembourg”. La obra está dividida en 12 partes, con títulos relacionados con la naturaleza. El disco se abre con “The Fog”, que con notas espaciadas de los ¿cinco pianos? sobre un manto de percusiones y una voz ininteligible, nos indica claramente el camino por el que va a discurrir la música. Más percusiones en “The Salt”, que dan paso a “The Water”, donde vuelve a aparecer el piano. Entiendo que las tres forman una especie de introducción, para dar paso a “The Wind”, una grabación de hechizos realizada en Papua Nueva Guinea en 1905, siempre con las percusiones de fondo. Tremendo! Le sigue “The Trees”, en la que Bill Patterson lee en inglés “Die Mappe Meines Urgroß-vaters” de Adelbert Stifter, entre percusiones y, de cuando en cuando, delicadas notas de piano. “The Thing” sirve de puente a “The Rain”, una maravilla que incluye extractos de una entrevista al antropólogo francés Claude Lévi-Strauss de 1988, en la que dice no tener fe en el futuro de la humanidad, mientras suena de fondo el 2ª movimiento del “Italian Concerto” de Johann Sebastián Bach entre lo que parece una cascada de agua. Increíble! Y, de repente, “The Thunder”, percusiones tribales sobre las que William S. Burroughs escupe unas palabras del “Nova express-Tower open fire”, con una voz cavernosa que a muchos recordará al mismísimo Tom Waits. Las percusiones se aceleran y aparece la voz de Malcolm X en un entrevista de los años 60. Y la pesadilla continua: “El Sonido”, con grabaciones antifonales de indios colombianos realizadas en 1985 y alguien que lee un texto sobre el silencio, la palabra y la música ... y un piano que enloquece. Claro, Colombia! En “The Storm” el piano se tranquiliza, o no, preparando el terreno para “The Coast”, otra pieza de piano y percusiones que incluye un extracto de una canción tradicional griega, grabada en 1930 por el musicólogo y director de orquesta suizo Samuel Baud-Bovy, en la que la cantante Ekateríni Mangoúlia desea buena suerte a los pescadores. Y así llegamos al final del viaje: “Exhibition of Objects”, donde piano y percusiones juguetean en el suelo como si estuvieran recogiendo los muchos triunfos de este magnífico disco. 

Escuchando
Michael Pisaro - The Middle of Life (Die ganze Zeit) (Gravity Wave)
Michael Pisaro - The Punishment of the Tribe by its Elders (Gravity Wave)
Eliane Radigue - Ψ 847 (Oral Records)
Spunk - Das Wohltemperierte Spunk (Rune Grammofon)
Antoine Beuger – 24 petits préludes pour la guitare (Wandelweiser)
Dennis Johnson – November (Irritable Hedgehog)
Florian Wittenburg - Sympathetic, (A)Symmetric: New music for piano (Nurnichtnur)
Jakob Ullmann - Fremde zeit addendum 4: solo III für orgel (Edition RZ)

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