Sushi 99



Todos los que me conocen saben de mi afición por la comida japonesa. Es una de mis debilidades. La descubrí hace ya bastantes años, en mis numerosos viajes a Japón. Allí conocí algunos de los platos que ahora, con la cocina japonesa muy de moda en occidente, nos parecen de lo más normal, e incluso parece que hayan estado siempre entre nosotros: sushi, sashimi, sukiyaki, tepanyaki, yakitori, kushiyaki, teriyaki, tataki, tempuras, wagashi, .... E incluso condimentos y salsas como shō-yu, miso, dashi, wasabi, jenjibre y semillas de sésamo.

Conozco muchos restaurantes japoneses, tanto en España como en el extranjero, y no pierdo oportunidad de visitar restaurantes japoneses allá donde voy. Pues bien, esta semana he estado en Madrid por motivos de trabajo, y me llevaron a comer a un sitio que me pareció magnífico: Sushi 99, un sushi bar abierto hace un par de meses en Hermosilla 4. Hace algunos meses había estado en otro restaurante del mismo nombre que el grupo tiene en Ponzano 99, pero éste de Hermosilla me pareció mejor. Junto con Kabuki en Pte Carmona 2, de lo mejorcito en comida japonesa en la capital del reino.

En Sushi 99, lleno a pesar de los tiempos que corren y siendo un restaurante relativamente caro, pedimos un plato variado de sushi maki y nigiri, sashimi de toro, tataki de atún y una tempura de langostinos, todo acompañado con un Gewurztraminer 2007 de Viñas del Vero. Magnífica comida, pero un pelín caro: salimos a 70 € por barba. Pero merece la pena.

La noche anterior había estado en Málaga y fuimos a cenar a una "tapería gastronómica" que se llama Kobe. Hacía tiempo que quería pasarme por allí, ya que había oído hablar mucho y muy bien de su propietaria, la cocinera de origen asturiano Beatriz Hernández. Discípula de Adriá, Ruscalleda y Subijana, se decidió a abrir una tapería en Málaga, donde prepara, a la vista de todos los comensales, "tapas modernas" de gran nivel. El sitio es muy pequeño, pero la comida es magnífica y los precios asequibles. Tomamos una tortilla deconstruída, una magnífica fideua de verduras y unas tempuras. Un lugar interesante para tomarse unas tapas fuera de lo corriente.

Durante el viaje he aprovechado para terminar el libro "Anatomía de un instante" (Mondadori 2009), del escritor extremeño Javier Cercas. Como todo el mundo sabe, Anatomía de un instante es un análisis sobre el golpe de estado del 23-F, desde el punto de vista de un progre de izquierdas. Por lo tanto, hay que tomárselo con toda la cautela del mundo. En general podemos decir que el libro no está mal, si bien a veces el autor se enreda en reflexiones filosóficas de las que no sabe salir. Es entonces cuando recurre a la salida de emergencia: punto y aparte. Por lo demás, Javier Cercas intenta explicarnos como se gestó el golpe (o los golpes), quienes los urdieron, quién decidió el donde, como y cuándo, cuál fue el papel del Rey, y en definitiva, por qué fracasó un golpe que de entrada parecía que había triunfado. También analiza sin convicción la pasividad de la sociedad y de la clase política, excluyendo de esta pasividad a Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, que no se tiraron al suelo. Este gesto de Suárez es utilizado para analizar su figura política, así como su ascendencia y caída del poder.

Y ahora cambio de tercio: empiezo a leer "Viaje al fin de la noche" (1932) del escritor francés Louis-Ferdinand Céline. Hacía tiempo que este libro estaba en mi "shopping list", así que ya veremos.

Escuchando:
Polwechsel/John Tilbury - Field (Hatology 2009)
Andrea Neumann - Pappelallee 5 (Absinth 2009)
Phosphor - Phosphor II (Potlatch 2009)
Octante - Lúnula (Another Timbre 2009)
Lee Patterson - Seven vignettes (Shadazz 2009)
Vanessa Rossetto - Dogs in english porcelain (Music Appreciation 2009)
Matt Milton/Léo Dumont - Scrub (Another Timbre 2009)
Alexander von Schlippenbach/Eddie Prévost - Blackheath (Matchless 2008)

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